La investigación reciente sugiere que la regulación emocional puede ser conceptualizada como un proceso transdiagnóstico (Kring & Sloan, 2010). Específicamente, el uso habitual de estrategias de regulación emocional supuestamente desadaptativas (p.ej., rumiación, supresión), y el uso infrecuente de estrategias supuestamente adaptativas (p.ej., aceptación, reevaluación), se ha evidenciado que predicen varios síntomas de psicopatología (Aldao et al., 2010). Sin embargo, es escasamente conocido hasta qué punto pueden ser conceptualizadas como transdiagnóstico las diferentes facetas que constituyen los procesos de implementación de dichas estrategias. Propongo la adopción de un enfoque conductual funcional para delimitar qué aspectos de tal implementación (i.e., forma, función) son variantes y cuáles son invariantes a través de los trastornos. Este enfoque tiene el potencial de mejorar nuestra comprensión de los mecanismos transdiagnósticos y no transdiagnósticos (trastorno-específicos) mediante los cuales la regulación emocional se asocia con el desarrollo, mantenimiento, y tratamiento de los trastornos mentales.